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Hace tiempo he venido hablando en el Cajón de sastre de la tertulia de lo importante que es acercarse a revistas literarias en papel. Siempre he tenido en cuenta las tres a las que estoy suscrito: Crátera, Quimera e Ítaca. . Quiero dejar claro que existen otras muchas en el mercado tan buenas e interesantes como estas.

Cuando me acerqué a Crátera lo hice desde la amistad con Jose Antonio Olmedo y Gregorio Muelas, sus directores. Me pareció una revista interesante por su sumario. En ella encontraba creaciones inéditas de autores, algunos de ellos conocidos y otros amigos, que no aparecían en otros lugares. Leer esta revista suponía ponerme al día con lo último de su hacer. Además, me permitía acercarme a escrituras experimentales abriéndome a otras posibilidades de la creación.

Por otro lado, la revista completaba su sumario con traducciones de obras en francés, ingles o alemán permitiéndome estar a la ultima de otras latitudes. Importante la sección de investigación literaria y las reseñas de obras recientes de todos los géneros.

El formato de Quimera me convenció hasta tal punto de no mirar otras revistas. Pero la vida tiene esos juegos y un día conocí a través de Alex Chico, escritor extremeño afincado en Barcelona, otra revista que él dirigía, Quimera. Me interesé por el artículo que Alex anunciaba en su muro de redes sociales. Descubrí que Quimera era un complemento a Crátera o otra forma de expresar y comunicar la creación literaria.

Quimera me ofrecía entrevistas de autores y autoras que mostraban paisajes diversos, mucho más allá de lo que había podido imaginar. Además, sus trabajos literarios de fondo era la posibilidad de ilustrarme y profundizar en temas que no había pensado y en otros que me habían resultado inquietantes, como por ejemplo sobre la exopoesía. Por supuesto, como en toda revista de literatura ésta tenía un espacio para las reseñas de libros y una sección que me resultó más que necesaria, las recomendaciones de libros.

Mas tarde, por un anuncio en las redes sociales de Isabel Marina, escritora asturiana a la que seguía como amiga, descubrí el nacimiento de una nueva revista: Ítaca. Isabel solicitaba el acercamiento a esta nueva casa de papel , una revista cuatrimestral, donde asomarse y quise probar. Descubrí en Itaca la frescura de una poética directa, de unas letras que me resultaban cercanas. La especialidad de esta nueva revista era la poesía, género donde me desenvuelvo con facilidad y me siento cómodo.

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