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El día 2 de octubre de 2023, después de nuestra habitual tertulia, en la que nuestro invitado del día, Manuel Pecellín, participó como uno más de los que la componemos, tuve la oportunidad y el honor de llevar a cabo la presentación de, por entonces, su última obra publicada: Luces de otoño.

Entrecomillado y en cursiva dejo un extracto de la misma:

<<Natural de Monesterio (1944), se licenció en Teología por la Universidad P. de Salamanca con una Memoria sobre Teilhard de Chardin. Obtuvo la licenciatura en Filosofía por la Complutense, donde se doctoró con la tesis El Krausismo en Extremadura. Catedrático de Instituto por oposición (1977) y profesor de Antropología en la Escuela Universitaria Santa Ana (Almendralejo), ha publicado una larga veintena de obras sobre escritores y filósofos extremeños, así como once volúmenes de Bibliografía y seis libros de creación. Ha participado en la fundación de la AEEX, la UBEx, el Ateneo de Badajoz, la Asociación Extremeño-Alentejana, la Gran Enciclopedia de Extremadura, el Servicio de Publicaciones de la diputación pacense, la fundación pedagógica Juan Uña y otras instituciones culturales de la región, asumiendo en ellas distintas responsabilidades. Fue director del Centro de Estudios Extremeños y de su revista. Fue secretario de la R. Academia de Extremadura y tiene la Medalla de Extremadura. Ha impartido docencia durante tres lustros en el Programa de Mayores de la Universidad de Extremadura.

            Es solo un ejemplo de su trabajo y su disposición como piedra clave en la construcción del entramado cultural del que somos hereditarios. Justo es hacer un reconocimiento en ese sentido.

No sé si por la amistad que nos une o por mi tendencia hiperbólica de escritor oso decir que Manuel Pecellín es el hombre que más sabe de libros en toda Extremadura. Incluso voy más allá y afirmo que después de Bartolomé José Gallardo y Antonio Rodríguez Moñino, el más cualificado bibliógrafo y bibliófilo de nuestra comunidad reside en su persona.

La presencia de Manuel Pecellín entre nosotros es como el maravilloso paisaje que se ve desde su querida y cercana Tentudía o como las puestas de sol sobre el Guadiana que podemos contemplar desde la muralla de la alcazaba, que como estamos acostumbrados a gozar de ellas no le otorgamos importancia.

Dicho lo anterior y centrándonos en la presentación de Luces de otoño (editado con gusto y minuciosamente por Pigmalión, como su anterior obra, Máscaras de invierno) debo, antes de nada, recomendar la lectura del prólogo a cargo de Juan Carlos Rodríguez Búrdalo.

Luces de otoño es difícil de encasillar, por no decir imposible. Porque este libro, al igual que sus predecesores, tiene mucho de todo: crónicas, reseñas, relatos, historia, episodios, encuentros, congresos, personas y personajes, mucha literatura y muchos, muchos recuerdos.

Desde un punto de vista académico sería sencillo incluirlo bajo el epígrafe de miscelánea, pero, desde mi modesto punto de vista, va más allá. Leer Luces de otoño es un ejercicio continuo de aprendizaje, de inmersión en la cultura y de memoria.

El propio autor tiene una imagen muy bella que trata de explicar la obra. La considera como un gran puñado de cerezas metidas en un bol, que cuando uno tira del rabillo de una, engarzadas del mismo le siguen otras muchas. Y yo, como amante de las setas, la considero como una gigantesca micorriza, esa invisible y común raíz, ese micelio que une y alimenta cientos, miles de hongos.

Como muestra de su capacidad para generar ese atractivo entramado quiero citar como ejemplo dos reseñas de las muchas que podría haber extraído de Luces de otoño: “Hernán Cortés” y “Las ventosas del señor Manuel”.

Para finalizar (inspirado en la lectura de su obra) le dediqué el siguiente poema:

LUCES DE OTOÑO

Si mágica se ve la luz de otoño,
su color, al que faltan adjetivos
para nombrarlo del todo, no es
también menos mágica tu palabra,
la humilde precisión de tus relatos,
de tus crónicas talladas a golpe
de cantero de tinta y de memoria.

Todo libro que nace es un árbol
que surge y se eleva contra el olvido.
Un libro tiene siempre algo de surco
recién arado, pura sementera.
Sus páginas, son semillas lanzadas
con ilusión labriega hacia el futuro.

Y tú, Manuel, amigo, con destreza
y paciencia campesina has labrado
el barbecho, preñándolo de mies
como quien fragua un sueño, porque sabes
que el verano también está en diciembre.

Estas hojas de otoño llevan luces
prendidas a sus tallos. Cuando caen
son dulzura de octubre en nuestros ojos>>.

Terminada mi intervención, Manuel Pecellín manifestó su agradecimiento y dio nuevamente muestra de su humildad al no conceder importancia a su trayectoria biográfica.

Posteriormente fue desmenuzando los entresijos de la obra, haciéndonos partícipes de su génesis y de su desarrollo. De su propia voz pudimos escuchar la motivación y origen de sus variopintos comentarios. De qué manera su quehacer cotidiano, ligado indefectiblemente al universo literario (sobre todo en lo referente a autores o publicaciones relacionadas con Extremadura), se constituía en el germen de sus escritos (resumiendo en esta palabra la diversidad que engloba, difícil de encasillar en un género concreto). Y cómo la reseña de una novela, de un poemario, de un congreso o de una conferencia, por nombrar algunas de sus múltiples actividades, no se concretizaba sólo en eso, sino que también servía de excusa o trampolín para lanzarse a bucear en su propia memoria y en sus recuerdos o para disertar sobre aspectos literarios, sociales, filosóficos o científicos de manera aguda y acertada.

Al final de la presentación se estableció un ameno diálogo entre el autor y los asistentes, finalizando el acto con una entrañable foto de familia.

2 Comments

  • Magnifico reportaje de Antonio Castro sobre el libro de Manuel Pecellín, Luces de otoño. Una primera presentación del curso 2023-24 de lujo. Estar al lado de Manuel Pecellín es aprender y crecer. Gracias, Manuel, por estar en nuestra tertulia por segunda vez. Enhorabuena Antonio por este reportaje de tu presentación. Un abrazo grande para los dos.

  • Antonio Maqueda dice:

    Si bien no pude estar en la presentación dentro de la Tertulia, no quiero dejar pasar la oportunidad de felicitar tanto al autor como al presentador. Al primero por la obra en sí, Luces de otoño, donde, en efecto, Manuel Pecellín vuelca su sabiduría y su amplia gama de vivencias de la manera que tan bien nos reseña el segundo, nuestro compañero Antonio Castro, quien, como es habitual, desentraña con maestría las claves necesarias para acercarse a la obra, animando así a su lectura. Enhorabuena, Manuel y Antonio.

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