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La poesía de Isabel Marina es una poesía intimista, a la búsqueda del yo interior, recurre muy a 
menudo a los objetos que la trasladan al pasado y dejan constancia de su existencia. 
El libro está dividido  en cuatro partes y a medida que vas avanzando en su lectura, tienes la sensación que es  como la sanación de una herida, que va curando desde las capas más profundas, hasta llegar a ser una postilla. 

En la I parte LA ÚLTIMA MATRIOSKA, nos habla de soledad, de la búsqueda de su identidad, intentando salir de La Matrioska más pequeña. 

En la II parte COMO PATERAS VACÍAS, nos cuenta la incertidumbre que le provoca el mañana, de la nostalgia del pasado, del apego a sus recuerdos.

 En la III parte, nos habla de las gentes que la circundan, de sus viajes, de los sentimientos que le provocan vivir el arte con otro lenguaje; la música, la pintura, la escultura… 

En la IV parte DONDE LA MUERTE NO LLEGA, nos confiesa el dolor de las pérdidas, de las incertidumbres del final y también de la esperanza en el reencuentro.   

Cuando leí el título del libro  DONDE SIEMPRE ES DE DÍA, me sugirió un libro de alegría y esperanza, como la luz, nada más lejos…DONDE SIEMPRE ES DE DÍA habla de dolor, de pérdida, de nostalgia.   

Isabel a  medida que escribe va soltando lastre, se va liberando de sus fantasmas. Con una sensibilidad extraordinaria, nos hace cómplices y partícipes de su dolor. 

Leyendo su libro, tengo la sensación de que lleva toda la vida buscando respuestas y las que encuentras no le convencen, por eso dice: No espero piedad de la vida. 

¿Acaso ya no esperas nada de ella? 

Maribel – poema. SI PUDIERA 

Si pudiera volver a empezar,
a abrir las cajas de mi vida,
lo haría muy despacio,
sabiendo que todo ha sido
como una humareda que se esparce,
y esos árboles desnudos en el viejo balneario

Si pudiera volver a empezar
situarme, por ejemplo,
junto a la noria de mi infancia,
o en los prados que devoró
la ampliación de la ciudad,
tal vez procuraría
lanzar bien lejos esas piedras,
estar atenta a esa música,
mar adentro,

entre mis huesos.

Procuraría convencerme
de que solo se vive una vez,
de que nada de lo que pueda perder
es peor que perderme a mí misma.

¿Qué cambiarías de tu vida? 

Hablas muy a menudo de la muerte. ¿Crees que haciendo referencia a menudo a ella, te ayuda a entenderla y a aceptarla? 

Emilia – Poema. ME APROXIMO. 

Las preguntas
que no puedes responder
son las únicas preguntas.

  José Luis García Martín

Me aproximo
a los aledaños de la emoción,
al cuerpo que me ha sido dado
y un día abandonaré
como un envoltorio inútil.

Qué difícil algo tan simple
como sentir, ver mis brazos,
tocar mis cicatrices,
la cobertura de mis huesos
de cincuenta y tres años.

Qué difícil reconocerse,
decir: yo soy esta,
y aquí estoy,
dispuesta a tirar de mí,
algunos años más,
los que mande Dios.

Dices en tu poema “Aquí estoy, dispuesta a tirar de mí algunos años más” 

¿Lo dices como un gesto de valentía o de resignación?  ¿Porqué te duele tanto el paso del tiempo? 

Lola – poema. QUÉ SERÁ DE ESTA MAÑANA. 

Qué será de esta mañana,
de este mes
de un año cualquiera.

Todo transcurre,
todo arde sin remedio
en una pira distante,
entre contenedores vacíos,
entre tantos recuerdos.

Qué será de esta mañana,
de estos días gastados
como cerillas prendidas
por los rincones de la casa.

Escucho
ese llanto de los árboles
atrapados en la noche.

Sigo nadando en el agua
de un tiempo que no existe,
deshabitada de mí misma.

¿Porqué esa preocupación por lo que vas dejando atrás? ¿Porqué ese  apego a las cosas que nos sobrevivirán? 

Antonio Maqueda – Poema. HILOS DE PLATA. 

¿La poesía es el bálsamo para tus cicatrices? ¿Hasta qué punto la poesía es tu sanadora? Dices: cuando acabas de escribir un poema, sientes la sensación del deber cumplido. 

Atravieso las sombras
de esta estepa donde habitan
musgos, líquenes,
animales acuáticos
que abren sus pulmones a una nueva luz.

La estepa desintegra
los temores que yo no confieso,
y vago relajada
entre las figuras de algunos cuadros.

Me convierto en la protagonista
del mar de nubes
de Gaspar David Friedrich.

La escritura se traduce
en hilos de plata.

A medida que pasa la vida,
la voy escribiendo.

A medida que la escribo
va dejando de doler.

Como amante de las artes ¿Crees que el arte puede salvarnos, de esta deriva salvaje en la que el ser humano está inmerso? 

Poema – Elena. VOLVEREMOS A VERNOS. ¿Este poema es un canto de esperanza, de reconciliación, o es un  acto de fe? 

Variación sobre un poema

  de Luis Alberto de Cuenca

Volveremos a vernos
donde siempre es de día
y los precipicios no son
ni siquiera un recuerdo.

Volveremos a vernos
donde la luz vence a lo oscuro
y los errores y el daño
no han existido nunca.

Volveremos a vernos
cuando seamos nuevos otra vez
y la sangre y los huesos
sirvan solo para amarse,
cuando esta voz rota
sea capaz de entonar
canciones sin heridas.

Volveremos a vernos
cuando llegue un amanecer distinto,
cuando hayamos podido al fin
comprender a nuestros monstruos.

Volveremos a vernos
donde siempre es de día,
donde el amor
no es destruido por la pena,
donde el hastío no existe.
y tu nombre y el mío
no llevan a cuestas este olvido

En PARA QUE QUEDE CONSTANCIA, me encanta esa metáfora que empleas diciendo: “Consuela extraer pequeños milagros, como pozos de agua en medio del desierto”  y al final confiesas: escribo para que quede constancia, para cuando ya no pueda recordar de que un día existió. 

A todo el mundo nos preocupa, pero ¿Temes especialmente a que tu cerebro deje de recordar?. 

Después de todo lo narrado, de haberte vaciado, cierras casi el libro con un canto a la esperanza, con el poema MI ÚLTIMA ESPERANZA, que dice:

En los libros que aún no he leído,
en el silencio de esta mañana,
en este apartamiento que busco
para fondear lo desconocido,
late mi última esperanza.

En estas breves notas del piano
y su caligrafía misteriosa,
en el papiro donde se escriben
poemas desde el otro mundo,
en este reflejo del sol antes de salir,
en la imagen mía, a los diez años,
cuando conocí Luarca,
tras un largo viaje,
late mi última esperanza.

 Esta habitación donde leo,
donde voy dibujando mis versos,
es el acceso a innumerables
pasadizos secretos.

En este apartamiento del mundo,
por fin consigo respirar
una bocanada de aire.

Las glicinias trepan
por las paredes de mi cuarto,
forman el altar
de mi arrobamiento.

Son mi última esperanza.

Sus últimas palabras y preguntas del público. 

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